Antiguamente, todos los caños eran de hierro, pero en la actualidad, se usan materiales que soporten mejor la corrosión y los cambios de temperatura, que no acumulen sarro en las paredes interiores, no se oxiden, no sean tóxicos (como ocurría con los antiguos caños de plomo, previos a los de hierro) y sean resistentes a los golpes.
La termofusión es inalterable en el tiempo, y el proceso de termofusión es muy sencillo.Durante unos pocos segundos el tubo y la conexión son sometidos a una temperatura de 260/270 ºC. Cumplido el tiempo de calentamiento, que varía según los distintos diámetros, entre 6 y 40 segundos, tubo y conexión se fusionan entre sí molecularmente, dando lugar a una cañería contínua, que garantiza el mas alto grado de seguridad en instalaciones de agua fría, caliente y calefacción.Una ventaja importantísima es que se obtiene una cañería “de una sola pieza” de principio a fin, prácticamente eliminando las posibilidades de perdidas del líquido que conduce.